La vida de
Lester Burnham, un padre de familia cuarentón, cansado y apático, dará un giro
de ochenta grados cuando conozca a Angela, una amiga de su hija. Desde ese
momento, hará todo lo posible por conquistarla.
fuente: gmanreviews.com |
Éste simplemente
es el punto de partida de una película que va mucho más allá. Aunque
aparentemente la historia gire sobre la atracción existente entre Lester y
Angela, American Beauty es una una auténtica sátira de la sociedad
norteamericana. En ella, no sólo se critica el “sueño americano” sino todos los
valores sobre los que se sustenta la sociedad de consumo occidental: el
materialismo, la pasividad, la avaricia, la pérdida de nuestra propia
identidad, etc. Mediante unos personajes perfectamente trazados (la insegura,
la ambiciosa, la animadora superficial, etc), la película es un reflejo de
nuestros miedos, nuestros complejos, nuestros defectos, nuestras preocupaciones
y en definitiva, de todo aquello que nos rodea y define nuestra existencia.
Pero no solo se ponen de manifiesto las miserias inherentes a la naturaleza
humana, sino que además nos hace preguntarnos por el sentido de nuestra vida.
Mediante el personaje de Lester, que despierta de su letargo cuando conoce a
Angela, American Beauty nos incita a rebelarnos contra todo aquello que
nos hace infelices dejando a un lado las ataduras familiares, sociales,
laborales, morales o económicas. En resumen, nos anima a poner en práctica
nuestra capacidad para decidir quiénes queremos ser y cómo queremos vivir.
Poco más se
puede decir de esta gran película por la que Sam Mendes fue reconocido
internacionalmente como uno de los directores más prometedores del panorama
actual. Cinco Oscars la avalan, entre ellos el de Mejor Película, Mejor
Director y Mejor Actor al inconmensurable Kevin Spacey. Sin duda, una de las
mejores películas de los últimos tiempos ya que mediante unas excelentes
actuaciones y un acertadísimo guión, consigue atrapar a partes iguales a
crítica y público.
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